Escribe: Eloy Jáuregui | Descifrando la escritura juvenil. La respuesta en Nómades electronales de Juan Biondi y Eduardo Zapata.
Y los atrapa la emoción apenas les menciono el nombre de Umberto Eco. Es que los lingüistas peruanos Eduardo Zapata y Juan Biondi llevaron cursos con él en la Universidad de Bologna entre 1973-74 en Italia. Uno me dice que era casi un sabio, que sabía de todo y bien, y el otro habla de sus artes y que era un sibarita que hablaba de cine y después de novelas góticas. Y me muestran su reciente libro publicado por la UPC, “Nómades electronales” y celebramos por el gusto y chapamos una conversa brava de lo que se dice en el Perú y más, de lo que no se dice.
“Como lingüistas y semiólogos estamos formados para encontrar aquello que existe detrás o debajo de los discursos producidos por individuos y colectividades, sus rasgos pertinentes y sistémicos que los expliquen”, dice Zapata.
Y uno que es lingüista entiende que en el caso del Perú esta disciplina se usa poco y peor, no se usa.
El libro de marras es el análisis lingüístico y semiológico que estudia a las personas adscritas a la cultura de la oralidad, de la escrituralidad/escribalidad y de electronalidad, cada cual, con diferentes modos de producción de sentidos. Estamos no solo ante sistemas culturales con sistemas distintos, sino que estamos ante públicos objetivos diferentes.
Los autores son doctores en Lengua y Literatura por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), con estudios de posgrado en el Instituto del Arte, la Música y el Espectáculo de la Universidad de Bologna y son pioneros en el país en los estudios de las relaciones que genera la comunicación.
Zapata y Biondi, o al revés, son una pareja. Siempre metidos a interpretar las conductas, tanto individuales como grupales, a través de los medios de comunicación. Sus libros son necesarios porque aclaran y desahuevan.
Una verdad. Hoy más que nunca, lo afirmo como profesor universitario que soy, los alumnos tienen otra manera de computar. Porque los vectores que originan la producción de sentido de los sistemas culturales de la oralidad y electronalidad coinciden en lo sustancial y difieren respecto de aquellos que se activan en el sistema cultural de la escribalidad.
Coincido también con Luis Cáceres, que afirma que Biondi y Zapata no se cansarán en recalcar que oralidad “no es hablar”, escribalidad “no es solo escribir” y electronalidad “no es apretar el botón de la computadora”. Significan modos de producir sentidos diferentes en función de las tres grandes tecnologías de la información que mantiene la humanidad: la palabra hablada, la palabra escrita y la palabra electrónica.
Hoy que asistimos al apogeo de los millenials –los nativos digitales, mis hijos por ejemplo– el tema es pertinente porque hay otra manera de entender el rollo de la comunicación que los padres de familia, la escuela y la universidad no entienden. Zapata y Biondi afirman que aquello de la electronalidad es el rasgo más importante de la libertad. Nunca más las personas serán, simplemente, consumidoras de signos producidos por terceros.
Este libro establece una correlación entre tecnologías de la información y el cerebro. Expresión y estructura del pensamiento. Por eso los profesionales de la comunicación, encontrarán en él una herramienta útil para la segmentación de lo que llaman públicos objetivos. Zapata es de La Punta y Biondi es de Ica. Una combinación explosiva para saber de qué estamos hechos los peruanos que nos computamos.
Fuente: caretas.pe